Córdoba tiene sus orígenes en
la prehistoria, aunque los primeros yacimientos son de la Edad de Bronce en los
siglos IX y VIII a.C.. Por su posición estratégica junto al Guadalquivir, fue
una ciudad codiciada por todos. Fue ocupada por los griegos, romanos, visigodos,
musulmanes y cristianos.
En el siglo
III a.C. fue ocupada por los romanos viviendo su máximo esplendor en el siglo
II d.C. cuando Claudio Marcelo fundó la ciudad de Corduba y la declaró capital de la Hispania
Ulterior. De su periodo de ocupación se mantuvieron su infraestructura urbana,
varios monumentos y una activa vida comercial y cultural. De esa época: los 2
Foros, el anfiteatro y varios templos. Al trasladarse la capital a Hispalis,
llegaron los visigodos y ocuparon la ciudad, hasta la llegada de los musulmanes
en el siglo VIII.
Pero su
legado romano y visigodo, quedó eclipsado por la cultura del Al-Andalus, que se
desarrollo en todo su esplendor durante esos siglos de ocupación. Sobre todo
durante el siglo X, Córdoba el centro cultural de Europa. Allí se congregaban
todos los filósofos, médicos, sabios, astrólogos, matemáticos, poetas, del
mundo.
Córdoba fue en la Edad Media el puente entre oriente y occidente.
Era el Califato de Córdoba, la representación más importante de la cultura y el
poder musulmán en occidente. Los musulmanes ocuparon Córdoba durante los siglos
VIII al año 1013, dejando un legado importantísimo tanto cultural como
monumental. En el año 756 con la toma de la ciudad y la creación del emirato
independiente de Al-Andalus, con Abd al-Rahman I, quien hizo reconstruir las
murallas, el Alcázar y amplió la mezquita. Su hijo la amplió también y luego
con Abd al-Rahman III cogió un total protagonismo. En el año 929 fu nombrada
capital del califato independiente de Damasco y se convirtió en la sede
religiosa, administrativa y política de los reinos del Islam en occidente. Con
su hijo Alhakam II alcanzó su máximo esplendor cultural.
Luego en el
año 1013 tuvo lugar el derrumbamiento del califato y se declaró taifa. En el
año 1236 Fernando III, ocupó la ciudad y tuvo lugar la Reconquista, con él la
ciudad siguió enriqueciéndose de otra cultura, la cristiana. Estos la llenaron
de iglesias, monasterios, conventos, hospitales, palacios, la catedral, casas
señoriales,..
En el siglo
XVI, Felipe II hace construir las Caballerizas Reales, dada su gran afición por
los caballos. La ciudad construyó la Puerta del Puente en su honor. La
administración borbónica no permitió, que Córdoba resurgiera y se desarrollara
económicamente. Estuvo mal durante siglos. En el siglo XIX con la ocupación
francesa y la guerra de la Independencia, lo pasó todavía peor. Córdoba empezó
a recuperarse con la construcción de la Universidad, que trajo un crecimiento
de la población y de la economía.
En 1994 la
UNESCO declaró su casco antiguo Patrimonio de la Humanidad. Y en definitiva,
por todo este patrimonio histórico de la ciudad de Córdoba se convierte en la
ciudad española más visitada por los turistas.
Córdoba es una ciudad cautivadora y
llena de historia. Su casco histórico con sus calles estrechas y sus edificios
antiguos, sus patios decorados con macetas de flores y sus fuentes en medio,
llevan al visitante a transportarse a otra época. La ciudad está inmersa en un
ambiente y su aroma muy peculiar a azahar y nardos. Su casco antiguo es
cautivador.
Hay muchísimas cosas para visitar en esta ciudad y se puede visitar de muchas formas: la mejor a pie, saboreando cada rincón, calle, taberna, y perdiéndose por la judería, y casco antiguo, en especial por todas las calles que rodean La Mezquita de Córdoba.
Lo que llama mucho la atención es la cantidad de patios que tiene Córdoba, su disposición y su decoración. Existen patios de dos clases: los patios de casas particulares, en los que éstos son el centro de las casas y todas las habitaciones están dispuestas alrededor, siendo su suelo y sus paredes de mosaico; los patios de las casas de vecinos: son casas de 2 pisos, de balcones corridos, unas escaleras y un tejadillo, en las que viven varias familias.
Hay muchísimas cosas para visitar en esta ciudad y se puede visitar de muchas formas: la mejor a pie, saboreando cada rincón, calle, taberna, y perdiéndose por la judería, y casco antiguo, en especial por todas las calles que rodean La Mezquita de Córdoba.
Lo que llama mucho la atención es la cantidad de patios que tiene Córdoba, su disposición y su decoración. Existen patios de dos clases: los patios de casas particulares, en los que éstos son el centro de las casas y todas las habitaciones están dispuestas alrededor, siendo su suelo y sus paredes de mosaico; los patios de las casas de vecinos: son casas de 2 pisos, de balcones corridos, unas escaleras y un tejadillo, en las que viven varias familias.
Os recomiendo un pequeño hotel al lado de La
Mezquita. Al lado totalmente: Hostal Posada Los Alcázares. Un lugar acogedor,
limpio, bonito, agradable, sencillo y económico. Y para comer no debéis dejar
de ir a Bar Moriles. Os sorprenderá por
la excelente calidad, cantidad y por el precio. Suele estar lleno a casi todas
horas, pero al ser un lugar relativamente grande, mientras os tomáis un vino, os
asignan una mesita en poco tiempo.
Recuerdos fotográficos de Córdoba:
Me gusta Córdoba y pensaba que la conocía pero, ahora, después de leer tu blog, confieso que he de volver.
ResponderEliminarGracias.
Francisco.
Además desde la estación sur de autobuses de Madrid, de forma regular, sale un autobús (Socibus) que en unas horas lleva a Córdoba en un viaje cómo y agradable, pudiendo aprovechar el mismo para hacerse una lectura, disfrutar del paisaje, oir música, o charlar.
ResponderEliminarLa pasada Semana Santa me dejé caer con Isa por Córdoba y Sevilla. Sin desmerecer a Sevilla, Córdoba me encandiló, tiene algo indescriptible que me obligará a regresar muy pronto, aunque yo estoy algo más lejos que tú del sur.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cierto, dos ciudades de la comunidad andaluza, dignas de perderse unos días, como mínimo, por ellas. La verdad que Córdoba tiene un embrujo especial. A ver si otra vez coincidimos en una excursión de ese tipo y disfrutamos todos tanto del lugar como de la compañía. Un abrazo.
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