El escritor estadounidense Cormac McCarthy recibió el prestigioso premio Pulitzer (2007) por la novela post-apocalíptica de ciencia ficción publicada en 2006 “La Carretera”
Un libro fácil de leer, corto en su extensión, que atrapa al lector desde las primeras páginas, leyéndose rápidamente con el fin de conocer las aventuras y vicisitudes que le suceden a un padre y su hijo, acechados por miles de peligros al intentar sobrevivir en un mundo desolado, devastado, donde la lucha por sobrevivir se convierte en una necesidad.
Sin abandonar “La Carretera” caminan hacia el sur en busca de un clima más benigno, atravesando parajes desolados, supuestamente por una catástrofe nuclear que ha fulminado la Tierra en la que apenas hay supervivientes.
A lo largo de la lectura, he encontrado cierta similitud con “La metamorfosis” de Franz Kafka, en especial sobre el planteamiento que hace de la historia, llena de incógnitas, tanto en las reflexiones de la vida y las contradicciones mentales motivadas por los cambios de ambientes al intentar sobrevivir. Este hecho obliga a los lectores a suplir, imaginar, e inclusos hacer realidad en la mente, partes de la historia que no se cuentan. De ahí que hay múltiples interpretaciones de la historia según las necesidades mentales de cada persona.
Otras características comunes de ambos libros es el lenguaje sobrio, sombrío, que se utiliza a lo largo de las historias con el denominador común de lirismo en las descripciones tanto de los parajes, en “La Carretera” como de las evoluciones y cambios en “La Metamorfosis”
Leyendo “La carretera”, vives momentos intensos que se interiorizan y visualizan de forma real. Tal vez este hecho tan vivo, sea el motivo por el cual, en el 2009 John Hillcoat, la llevó al cine.
La película, que recomiendo tanto como el libro, refleja perfectamente las vivencias del lector, añadiéndole, desde mi punto de vista, un elemento nuevo: la esperanza. Esperanza que a lo largo de la película se refleja en la cara de los actores, tras la lucha por alcanzar un fin y salir del mundo hostil, de la muerte, de la destrucción, y llegar al supuesto milagro del mundo conocido, del mundo con color.
Final emotivo e inesperado, digno tanto de la historia como del fin de la existencia humana.
¡Disfrutad de la lectura y la película!
No me he leído el libro, pero la película me pareció bastante buena. Eso sí, y aunque suene raro, puedo asegurar que intentaré no volver a verla, y es que la puedo calificar como la historia más deprimente que he visto en mi vida, con momentos absolutamente desesperanzadores como ese en que el padre enseña a su hijo cómo debe suicidarse.
ResponderEliminarCierto. Las descripciones en el libro son más intensas y realistas, cargadas de un lirismo agónico que deja huella en el lector. Comento que ha sido un acierto llevar al cine con tanta precisión la pluma del escritor. Ayer Iván me hacía un comentario parecido al tuyo sobre la película.
ResponderEliminarNo había leído el libro pero me has animado. En general me parece un blog con mucho, como diría, encanto. Es cercano.
ResponderEliminarGracias.
Paco.
Espero que la lectura sea de tu agrado. Ya me contarás.
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